Buenas a tod@s.

Y es que basta con salir a la calle para estar de continuo viendo trastos interesantes, a veces casi nuevos, a veces destartalados, que le llaman a uno la atención y le hacen imaginar. En mi caso he comprado cuatro, casi comprado otros ocho y soñado que compraba... otros 200 y eso que mi trabajo no me deja demasiado tiempo libre.
En este periodo he intentado también aprender algo de mecánica y sinceramente mi progresión ha sido paupérrima aunque mínimamente he progresado en la identificación de algunos problemas e incluso en la manera de solucionarlos.
De lo que sí doy fe es de que en esa materia, al igual que pasa con los temas culinarios, como mejor se aprende es haciendo uno mismo, atreviéndose y pringándose las manos o al menos sujetando herramientas o linternas a quien sabe (como más bien ha sido mi caso).

En mis manos tuve su biblia, el "Manual de Automóviles de Arias Paz", de 1200 hojas, el cual fui incapaz de completar porque solo entender el funcionamiento completo de un motor de cuatro tiempos y todas la partes que intervienen en los distintos mecanismos de un coche me dejó exhausto.

Por mi parte, después de todos los capítulos de coches anteriores, entre 2016 y 2018 me moví más hacia coches con bastantes años que por algún motivo para mí son singulares o algunos clásicos cuyas características o mercado llamasen mi atención y ha habido de todo: aciertos, equivocaciones, diversión, preocupación, pero el saldo ha sido positivo y al menos a mí me ha sido de gran ayuda.
Por último, agradecer a varias personas su paciencia y lo que me han enseñado y ayudado en estos meses:
A mi amigo Daniel, a quien he ido conociendo y considero mi principal impulsor en esta afición. No sé si podría medir las horas, whatsapps, fotos de anuncios y mensajes que nos hemos podido cruzar, la de soluciones que me ha aportado y la calma cuando para mí todo eran incertidumbre.
A mi mujer, que aunque en ocasiones se queja un poco me ha sido de gran ayuda. Ha soportado algunos ratos de ausencia buscando alguna pieza, whatsappeando con Dani o con algún vendedor en Milanuncios o Wallapop, coches con olor a gasolina o que andaban a tirones con embragues obtusos...
Y a mis hijas, que han resultado ser las mayores defensoras de mis trastos, a quienes no solo no les importaba ni los olores ni las vibraciones ni ningún problema, sino que desde su perspectiva como niñas se han limitado a disfrutarlos yendo al cole, de viaje o de aquí para allá algún domingo por el mero placer de dar una vuelta en ellos.